Director: Yasujiro Ozu
Estilo: Comedia
Año: 1959
Nacionalidad: Japonesa
Duración: 94 min.
Es una película perfecta, quizás como los grandes maestros que utilizan pocas notas para hacer la mejor de las melodías. Me imagino ahora a algunos de mis amigos intentando ver una película así. Casi seguro no les gustaría, la quitarían enseguida pues no les trasmitiría nada. Estamos acostumbrados a ver películas y libros cuya trama nos ofrezca algo distinto que la vida misma. Muy poquitos disfrutan leyendo un libro que vaya sobre nada. Esto me recuerda a Nobuhiro Suwa y algunas de sus películas, los personajes no poseen un guión estricto, y eso regala una naturalidad única. Naturalidad que sí posee Yasujiro y sus personajes. Volviendo al símil de la música, según pasan los siglos las canciones se alejan más de la realidad. Recordemos que las 4 estaciones de Vivaldi son eso, estaciones… la música clásica nos vuelve a la naturaleza. El cine clásico nos devuelve al mundo, nos devuelve a las tabernas. ¿Es necesario el mundo del morbo, el de la violencia? Mi opinión es que no, porque mi libro favorito es aquel que ilustra a un personaje tan de cerca que puedo realmente verlo. Un libro, una película y una canción de la inacción… de la nada.
Después de todo Yasujiro predijo casi del todo el futuro hace medio siglo: “la televisión produciría 100 millones de idiotas” sólo se equivocó en la cifra. ¡Son muchos más!
Recomendada para gente que: esté sentado un 29 de Septiembre, de madrugada, buscando exactamente nada. Satisfecho. No hay que buscar más. Nada, todo.
Mi valoración: 8 (sobre 10)